Sentir miedo ante un peligro es una emoción común y normal en los seres humanos. El miedo cumple un papel muy importante para asegurar nuestra supervivencia. El miedo activa en nuestro organismo unas respuestas fisiológicas que nos ponen en acción para defendernos, huir, ponernos a salvo, escondernos, etc…,etc…
Son respuestas normales de nuestro organismo estar alerta y sentir temor al cruzar una calle, tener miedo a un examen, a situaciones conflictivas, a la violencia, etc… Si el miedo que se presenta es en su justa medida y es racional, sería una respuesta normal y efectiva para afrontar estas situaciones de la mejor manera posible.
Cuando el miedo o ansiedad presentado en la situación o ante el estímulo es demasiado alto y desproporcionado, puede llegar a interferir en nuestras vidas de manera negativa. Si el miedo nos bloquea o nos impide reaccionar a una situación adecuadamente, estamos ante una fobia que debemos tratar.
Las fobias consisten en sentir miedos irracionales e intensos ante estímulos o situaciones que no son realmente peligrosas, o en caso de que lo fueran, la probabilidad de ser dañados sería mínima. Este tipo de fobias, producen reacciones físicas de ansiedad que hacen que las personas deseen escapar y huir de estas situaciones o evitarlas a toda costa.
Cuando las personas presentan una fobia específica, quiere decir que el objeto de su temor irracional es una cosa, un animal o una situación determinada.
Algunos ejemplos de fobias específicas o miedos irracionales serían : miedo a conducir, volar, la sangre, algún animal, hablar en público, a los hospitales y los ascensores entre otras.
Estas fobias pueden limitar en mayor o menor medida la vida de las personas que las padecen en función del tipo de estímulo o situación que se evita.
Para todas las fobias disponemos de tratamientos eficaces que permiten superar positivamente los miedos y permitir al sujeto desenvolverse en su día a día de forma libre y sin temores.